Dicen
que las Romerías de Mayo son un momento único en la vida de todo el que se
aventura a participar en ellas. Que se te prenden de tal manera en el alma que
eres incapaz de olvidarlas. Por eso aún con el cuerpo cansado por las 12 horas
de viaje en ómnibus desde la capital hasta el oriente cubano, el placer del
reencuentro con viejos amigos y la posibilidad de aprender a construir imágenes
mediante el radiodocumental serían motivos más que suficientes para aferrarse a
la idea de participar en la XX
edición de este festival de las juventudes artísticas.
La
provincia nos recibió con el cielo estrellado y una luna lista para los
festejos. Solo quedaban unas pocas horas para conocer a un hombre que
constituye icono en la radio cubana: Juan Carlos Roque.
El
primer encuentro fue algo raro: una mezcla de informalidad y cortesía. Ahí
estaba parado junto a nosotros quien prometía enseñarnos algo de lo que sabía,
y confieso que las expectativas por parte del grupo eran bastante altas.
Tremendo reto debía asumir Roque ante un auditorio, que en su mayoría eran
jóvenes del siglo XXI, perteneciente a una Cuba muy distinta a la que conoció
en su etapa de reportero de Radio Rebelde; pero asumir la idea de enfrentar lo
nuevo se convertiría en una experiencia muy gratificante. Así nos adentramos en
ese mundo de la radio que apenas conocemos.
Pudimos
viajar hasta Argentina conocer las huellas dejadas por la tiranía, en
México trasladarnos en tren con los emigrantes
latinos que buscan el sueño americano; conocer cómo en Colombia los cadáveres
de los desaparecidos son adoptados y convertidos en santos populares; regresar
en el tiempo hasta el momento en que Calixto García se inmortalizara en la
historia; en Sancti Spíritus supimos de dos proyectos sociales exitosos que
abren sus puertas a quienes aceptan la diversidad; filosofamos acerca de las
colas; viajamos de La Habana
a Miami llevando las cartas de una madre a su hijo; todo eso en apenas unas
horas, sin salir de aquella pequeña salita habilitada para el encuentro y gracias
al radiodocumental, un género periodístico poco usual en nuestras emisoras y
que permite al oyente construir en su mente las imágenes que se narran. Según
la experiencia de Juan Carlos Roque el radiodocumental es una expresión
artística que permite comprender la realidad que vivimos, contar las historias
que nos rodean y dar voz a sus protagonistas. Es así como este Curso-Taller nos
abrió algunas puertas.

Cuando
menos quisimos llegó la despedida. No hizo falta palabras para expresar todo el
agradecimiento por el tiempo dedicado. Fue así como el adiós se convirtió en un
hasta pronto. Solo queda por nuestra parte poner en práctica los conocimientos adquiridos,
incorporarlos a nuestro trabajo cotidiano, romper los esquemas obsoletos,
quebrantar las reglas y buscar una nueva manera de hacer la radio cubana. Son
retos difíciles de lograr, pero aún nos queda mucho por vivir. Ojalá las
Romerías de Mayo del 2014 vuelvan a ser justificación para el reencuentro. No
importa que el cuerpo se agote con largas horas de viaje, siempre que se repita
la experiencia vale la pena el sacrificio.
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