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viernes, 7 de junio de 2013
Los locutores...responsables de nuestro idioma
Quiero comenzar haciendo una pregunta: ?Los locutores siempre asumimos la enorme responsabilidad de cuidar nuestro idioma? ?Estamos conscientes de que en nuestras voces debe preservarse la lengua, sea cual sea?
Muchas veces eso no ocurre, pues se dan casos de locutores, sobretodo aquellos que tienen como bandera la llamada "libertad de expresion" para decir cuantas burradas le plazcan, y entonces surge algo que se llama falta de respeto al oyente... ¿eso es lo que queremos? Creo que no, porque de que me sirve a mi escuchar un programa donde es el locutor un vulgar, una persona que no sabe hablar.... de nada, absolutamente de nada..... sería muy bueno que poco a poco todos quienes hacemos del lenguaje una profesion y decidimos convertirnos en comunicadores pues nos preocupemoes de esto. Solo leyendo todos los dias algo, no importa lo que sea, estudiando el oficio, buscando aqui, preguntando alla, escuchandonos podremos alcanzar la meta de comunicar, que debe ser el objetivo de todo locutor, porque la cosa no es pararse frente a un microfono y hablar como un papagayo, sino que se debe saber, conocer, ser inteligente a la hora de enlazar una palabra con otra, para que el producto radial, al final sea de calidad y losoyentes se sientan respetados....si pensamos en ese sentido, habremos ganado una importante batalla....
Cuando el agua regresa a la tierra...
Así se tituló una telenovela que se vio mucho en la década del 90 del pasado siglo en Cuba. Fue todo un furor en su momento... solo recuerdo el título pues era muy pequeño cuando eso. Pero me viene como anillo al dedo al hablar del aparente fin de las lluvias en la Isla de la Juventud, que por más de una semana nos regaló la Madre Naturaleza.
El tema de conversación en cada casa, centro de trabajo, esquina o lugar era precisamente la lluvia. "Qué manera de llover" era la frase más común Y es cierto... llovió y mucho. Pero con las lluvias el añejo servicio de alcantarillado de Nueva Gerona, con más de 40 años de explotación, comenzó a regalarnos registros desbordados de aguas negras en cada esquina. Es que cualquier cosita hace que se tupa un registro de esos y surja de las profundidades de la tierra a borbotones la pestilente agua, acumulándose en los charcos y baches. Es una situación bastante fea, sobretodo cuando veo a niños jugando en la calle, con esa agua corriéndole por entre los pies... y los padres ajenos a la situación sin percatarse del peligro para la salud que eso puede significar.
Por suerte siempre que llueve escampa, así decía mi madre, y luego de la tormenta llega la calma, pues los compañeros de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado, con gran esmero y paciencia limpian cada uno de estos registros, que se dejan vencer por los años, pero sin los cuales sería imposible evacuar toda el agua sucia de los hogares pineros.
A la espera de un ambicioso plan de inversiones que permitirá cambiar todo el sistema de Acueducto y Alcantarillado en Gerona, los habitantes de esta ciudad con más de 180 años tenemos la esperanza de que algún día sea cosa del pasado. Ya se ha asegurado por todos los medios pertinentes que está aprobado la inversión, solo queda esperar a que estén creadas las condiciones necesarias.
De igual modo por estos días una de las tuberías principales que abastece de agua al reparto Micro 70, ante la presión del líquido y lo obsoleta que están las instalaciones, sufrió un resquebrajamiento bien grande, a lo cual supieron darle respuesta inmediatamente. Bajo el agua y en condiciones muy peligrosas el soldador arriesgando su vida fue capaz de arreglar aquel caos. Entre chubazco y escampa´o se solucionó la situación.
Una vez más el interés humano por resolver los problemas demostró cuanto se puede hacer para palear las adversidades. Nada es imposible. Excepto la muerte todo tiene solución. Por eso creo que tenemos que aprender a ser un poquitín mejores y dejarnos de tantas miserias humanas para que nuestra sociedad logre avanzar como se merece el pueblo. A fin de cuentas para ellos todos los días se levantan el panadero temprano, el campesino, el locutor de la radio o la maestra de la escuela.
Esperamos que dentro de muy pocos escenas como estas que acabo de describir sean solo cosa del pasado. Y que vivir en la Isla sea tan gratificante como en la década del 80.
Cuba por dentro
La
cultura cubana es tan rica y diversa que es fácil sentirse orgulloso de ella.
No se trata de un chovinismo barato sino de un sentimiento tan puro y autóctono
que sería imposible mirar a un lado sin darse cuenta de todos los valores
culturales que poseemos. Desde el mismo momento en que el Almirante Cristóbal
Colón descubrió a ésta, “la tierra más hermosa que ojos humanos han visto”,
comenzó un coqueteo continuo entre lo bello, lo natural y lo auténtico. Se
reflejó en la literatura, en las artes plásticas, en la música y hasta en la
manera de hablar. Claro que no fue un proceso de unos pocos días. Tuvo que
pasar mucho tiempo para que la palabra “criollo” surgiera y el sentimiento de
identidad hacia este sitio germinara con raíces profundas y con ramas que
buscaban tocar el cielo.
Sería
imposible atrapar en un puñado de ideas todo el proceso de transculturación,
del surgimiento de nuestra identidad o de la evolución cultural cubana. Pero sí
podemos decir, en este siglo XXI, cuán orgullosos nos sentimos de lo que somos
para abrirnos camino hacia lo que queremos ser. Se trata de identificar las
pautas de un pasado desde este presente tan diverso y así construir con el
esfuerzo de todas y todos el pequeño trillo que queremos que transiten las
futuras generaciones de cubanos.
¿Qué
somos? ¿Una mezcla de negros y blancos? ¿El resultado de combinar a Oshún con
la Virgen de la Caridad del Cobre? ¿El negrito del teatro bufo como primer
indicio de una escena nacional? ¿La Gitana Tropical de Carlos Enríquez marcando
un antes y un después? ¿Las palmas de la poesía de Heredia? Claro que sí.
Debemos sentirnos orgullosos de eso, porque trazan un hilo conductor coherente
dentro de una nación que se forjó entre el tabaco y la caña de azúcar al ritmo
del punto cubano. Somos hijos de un archipiélago que con sus características
peculiares tiene espacio para todos los gustos. Precisamente en nuestra
diversidad está el secreto de tanto éxito.
Las
mujeres cubanas tienen su encanto al caminar, los hombres gesticulan
exageradamente para hablar, todos nos reímos de nuestras mayores desdichas,
aprendemos a rectificar en la marcha, nadie mejor que nosotros para hacer
cualquier cosa, lo mismo un sombrero de yarey que una nave espacial. Somos los
mejores solo porque lo decimos. Sentimos que la sangre se nos sube a la cabeza
cuando alguien nos quiere quitar la razón. Somos tan originales que aun estando
fuera de Cuba seguimos añorando el buchito de café mezclado con chícharo o
aquellos muñequitos rusos que nadie soportaba pero que nos entretenían.
Somos
así, y no porque lo escogimos, sino porque el azar y el destino quisieron que
naciéramos en este sitio. Hoy no importa donde vivamos. Seguimos siendo cubanos
con todo lo que ello implica. Es por eso que las miradas se vuelcan hacia
nosotros cuando abrimos esta boca santa solo para decir “hola”. Somos así y no
podemos lamentarnos. Tenemos sandunga en las venas, tenemos de congo y
carabalí, somos la mezcla perfecta que todo alquimista hubiese querido obtener.
Somos tan auténticos que si naciera otro igual a nosotros seríamos capaces de
consultarnos por la madrugada solo para quitar del camino a ese otro que nos
hace sombra.
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