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jueves, 11 de octubre de 2012

Santiago es Lloga



A Santiago no se llega a pie, contrario a lo que dice una popular conga; pero vale la pena el trayecto, pues una vez que la ciudad te recibe sientes que eres parte de ella. Majestuosa e impresionante Santiago de Cuba es ese sitio al que siempre se quiere regresar.
Por eso en cada mes de septiembre le da la bienvenida a jóvenes radialistas que, deseosos de conocer las nuevas tendencias de la Radio Cubana, se dan cita en un evento único de su tipo: el Concurso de la Radio Joven “Antonio LLoga in memorian”. Este encuentro se propone en cada edición rendir homenaje a uno de los hombres más importantes que ha tenido nuestro país cuando se habla de producción radial. Lloga dejó su impronta en esa bella y encantadora ciudad y sería un ejemplo para las generaciones que le prosiguieron en su trayectoria artística.
El reencuentro con viejas amistades, la posibilidad de conocer a otros colegas, intercambiar experiencias, opinar libremente de un producto radial y ofrecer posibles soluciones a los problemas que enfrentamos constituye la motivación principal de quienes año a año repetimos la experiencia.
Esta edición XXII estuvo especialmente dedicada al aniversario 90 de la Radio Cubana, por eso las expectativas de quienes asistimos eran superiores a años anteriores. Lástima que nuestros directivos no hayan tenido la oportunidad de saber cómo pensamos los jóvenes radialistas cubanos, nuestras preocupaciones y expectativas en un medio que necesita rejuvenecer y no revivir glorias pasadas, sino reconstruir su propio destino teniendo en cuenta nuestros criterios. Por otra parte sabíamos que dos importantes figuras estarían con nosotros: Iván Pérez y Andrés Masorra, ambos Premios Nacionales de la Radio. La oportunidad de compartir con dos hombres que han dado su vida al medio, al menos para mí, constituyó un placer; sobre todo porque uno de ellos (Masorra) fue fundador de CMBY Radio Caribe, el lugar donde he crecido haciendo de la radio parte de mi vida. Escucharle hablar con esa pasión de los años 60, cuando llegó con solo 27 años a dirigir una pequeña emisora en Isla de Pinos, donde contaban solo con dos tocadiscos, una consola y un micrófono, fue para mí vivir aquella época. Confieso que fue insuperable en el aspecto más personal, porque ¿lograrías imaginar a Radio Caribe en sus inicios? Masorra me trasladó en el tiempo.
Luego de cinco días de constante trabajo volvió a quedar Santiago a nuestras espaldas, en medio de las montañas de una sierra, llena de historia y simbolismo. Realmente nunca le dijimos “adiós”, sino “hasta luego”, porque al igual que Antonio Lloga Simón, nuestros pasos quedaron grabados en sus calles, las miradas sobre la bahía y los recuerdos entre sus paredes y muros. El almanaque dejará correr doce meses, para que una vez más el trayecto hacia la capital del Caribe, sea motivo de reencuentro, porque la radio joven hecha en Cuba necesita nutrirse del Lloga por todo lo que representa, lo que vale y lo que es.

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